domingo, 19 de diciembre de 2010

Huellas

Cuando piensas que todo va bien, que todo marcha, cuando te relajas de pronto se rompe, se apaga sin terminar de consumirse, no sabemos bien si por méritos o deméritos pero la ilusión, las ganas o simplemente la confianza desaparece; se la lleva el viento y no vuelve.

En otras tantas ocasiones queda el rescoldo y sólo un simple golpe de aire cambiaría la situación pero o no conocemos la medida o simplemente no intentamos dar ese soplo, nos acomodamos dejamos que pase o esperamos que el tiempo lo solucione, pero sin poner solución y llega un momento que aunque sople el viento ya no queda opción, se rompe del todo la fuerza, la confianza, el respaldo queda muerto y la decepción...

La decepción queda cuando luchas por algo o por alguien, cuando todo está en su contra, y sólo unos pocos lo respaldan y de repente por lo que luchaste renuncia, abandona,... deja un vacío y pocas ganas de volver a apostar por algo y lo único que se logra es poner más trabas al siguiente; porque las huellas que dejamos en el camino sólo hace que se tropiecen los siguientes en pasar

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