Parece mentira pero al final ha llegado la pausa, un respiro al estrés acumulado desde finales de junio principios de julio, con mil historias que no voy a repetir, pero que han hecho de esta temporada la más dura de las que recuerdo y ya son doce.
En está hemos tenido de todo; momentos buenos y diferentes, risas y tristezas, victorias y derrotas y lo más amargo, el trago más duro, una lesión injusta que se lleva a una gran jugadora en el momento más bonito, a punto de concluir una etapa.
Una etapa de algo que no todo el mundo entiende o comprende, que piensan que estamos locos por ir y venir a una ciudad en apenas unas horas, por sacrificar muchas horas en entrenos, por quedarse sin salir por estudiar, por enfadarse con la derrota, por dar mil vueltas a cada partido a cada entreno, por sacrificar tanto por un premio que no siempre llega…
Pero sólo lo entiende él que lo vive, que siente cada victoria y cada derrota, que está jodido cuando no salen las cosas, que lucha por darlo todo en cada entreno y en cada partido, que ve a una jugadora jodida por una lesión o porque simplemente no fue su día, que celebra cada canasta o recuperación de su equipo como si fuese suya, que guarda un montón de recuerdos de cada viaje, de cada torneo, intersector o campeonato,…
Sensaciones inexplicables.Y sigo sintiéndolo, disfrutándolo como el primer día. Un montón de sensaciones que nos hace disfrutar y sentir cada minuto de nuestro baloncesto
No hay comentarios:
Publicar un comentario